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Empiezan las guerras artificiales de programación

Un conjunto de expertos en Inteligencia Artificial (IA en adelante), un total de 2.000 personas, han firmado una carta pidiendo que se detengan todos los experimentos en IA. Y que los gobiernos revisen lo que está ocurriendo para poder gobernar mejor estos avances. En realidad, no estamos ante máquinas inteligentes, sino antes loros probabilísticos. Replican constantemente de lo que aprenden, sin entender realmente lo que están procesando. No estamos ante máquinas conscientes. 

Sin embargo, lo que sí creo que debe ser preocupante es el acelerado desplazamiento laboral que parece va a producirse. Quizás por eso están pidiendo tiempo para entender la desinformación, así como el impacto social y laboral que esto va a producir. Uno de los campos profesionales donde más transformación se prevé es en el ámbito de la programación. Y es que pedirle a alguna de estas máquinas código fuente es más fácil que nunca. Nuestro trabajo artesanal de producir un programa informático ha dado paso a uno de curación, como el de los editores de medios de comunicación y los que exponen las obras de arte en museos. Supervisamos lo que nuestro copiloto ha hecho. Prueba de ello es lo siguiente: le pedimos a ChatGPT que nos hiciera un cronómetro con un comportamiento concreto. Lo entendió, y nos dice cómo desplegar el programa resultante:

Incluso si OpenAI, Google, Microsoft y otros pesos pesados de la tecnología dejaran de hacer lo que están haciendo -y no van a dejar de hacerlo-, es probable que los modelos de IA que ya se han desarrollado tengan profundas repercusiones, especialmente en el desarrollo de software. El acuerdo de Alphabet para suministrar IA a Replit, una herramienta de codificación basada en web con más de 20 millones de usuarios, es una especie de cambio sísmico. Replit utilizará los modelos de IA de Google, junto con otros, en Ghostwriter, una herramienta que recomienda código y responde a preguntas relacionadas con el código de forma similar a ChatGPT. Google también pondrá Replit a disposición de los usuarios de Google Cloud, lo que le ayudará a llegar a más clientes empresariales.

El movimiento es especialmente significativo porque Alphabet se enfrenta a Microsoft y GitHub, que también utilizan la IA para ayudar a los programadores con Copilot. Cuando empiezas a escribir código, herramientas como Copilot te sugieren una forma de completarlo. El movimiento de Alphabet también señala lo que podría ser el próximo gran campo de batalla para las grandes empresas tecnológicas. Mientras se presta tanta atención a ChatGPT y a las versiones Mid Journey 5 de Donald Trump, la gran historia es qué empresa puede ofrecer a los desarrolladores las mejores herramientas de IA y el nuevo software que crearán con esa IA a su lado.

Las investigaciones de Microsoft sugieren que los programadores podemos ahora realizar tareas un 50% más rápido con estos asistentes de IA. Así, estas empresas que ofrecen IA como copilotos de programación pueden atraer a los desarrolladores hacia sus herramientas de codificación y conseguir que esos usuarios se enganchen a sus nubes de computación. Amazon ha desarrollado una herramienta de programación con IA llamada Code Whisperer, y Meta también está trabajando en una para uso interno. Es de suponer que Apple no querrá quedarse atrás.

Además de ayudar a los desarrolladores a escribir código, la IA está empezando a cambiar la forma en que se compone el código. La semana pasada, OpenAI anunció la creación de los primeros plugins para ChatGPT. Gracias a ellos, el bot podrá realizar tareas como buscar vuelos, reservar restaurantes y hacer pedidos de comida. Incorporar la IA al código también puede acelerar el desarrollo de software. Esta semana, Masad, de Replit, compartió un buen ejemplo: una aplicación que convertirá las órdenes de voz en sitios web funcionales. Con la rapidez con la que avanzan las cosas, merece la pena plantearse qué consecuencias puede tener la rápida incorporación de la IA al desarrollo de software. Las herramientas de IA pueden reproducir vulnerabilidades en el código que los desarrolladores pueden no advertir o ser incapaces de detectar. 

Quizás los desarrolladores nos volvamos más complacientes, o vean cómo se atrofian sus habilidades, si confían demasiado en la IA. ¿Y qué tipo de «deuda técnica» puede surgir si los programadores tienen que volver atrás y corregir un software que ningún humano ha examinado nunca de cerca?

En definitiva, pronto, cuando busquemos busco escribir código software en cualquier lenguaje de programación, usaremos copilotos de algunas de las inteligencias artificiales anteriormente citadas. De hecho, el nombre de esta última herramienta es cómo vislumbro la futura convivencia humano-máquina: copilotos (tecnologías) acompañando a pilotos (humanos). Y es que el loro probabilístico que está detrás de estas IAs es capaz de reproducir todo lo que sea lenguaje estructurado y formal, tal y como es la programación en la gran mayoría de los lenguajes de programación.

Brain and Code ©
8 de abril de 2023

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